martes, 6 de diciembre de 2011

Explicaciones...

¡Casi 6 meses sin postear! Recuerdo haber leído en algún blog eso de "no he tenido tiempo de actualizar" y yo pensaba "es imposible estar tan liada". No os diré que no haya tenido tiempo libre, porque os mentiría, pero no he hecho nada en la casa y la verdad es que he pasado por un período difícil. Mayo, junio, julio y agosto los dediqué a estudiar, aunque con peores resultados de los que esperaba (me quedó una asignatura colgada). Septiembre lo pasé a medias entre los exámenes, las revisiones, las Actas... Y octubre y noviembre se los dediqué enteramente a mi abuela.

Para mí no hay abuelos paternos y maternos. En mi vida sólo ha habido una: la Abuela, mi abuela. Es alguien con quien he mantenido una relación muy estrecha: he pasado veranos y navidades con ella -las dos solas-, me he reído a carcajadas, hemos conversado durante horas.. Y se ha ido, dejando un agujero en mi corazón, un vacío que noto y que a veces me impide respirar.

Todo sigue igual: hoy es como fue ayer, pero nunca ha sido todo tan distinto porque ella no está. Han sido dos meses maravillosos, pero sólo han sido dos y han pasado tan rápido. ¡Han volado! Nunca hacer algo me había costado tan poco y habría cuidado de ella siempre. Pero no estaba bien y se ha ido antes de sufrir, sonriendo hasta el último día. Hoy hace dos semanas, sólo dos semanas. Nunca el tiempo me había pesado tanto. No era consciente de cómo pueden cambiar las cosas de un momento para otro.


Pero bueno, mi abuela siempre decía "todo llega y pasa". Pasar, pasará y volveré por aquí.

Mi despedida:

Abuela.

Hace diez años te escribí un poema. En aquella ocasión cuidabas tú de mí, viniste de propio a hacerlo, pero ésa fue sólo una de entre muchas. Casi no me ha dado tiempo a hacer lo mismo por ti y lo siento. Siempre me quedarán estos dos últimos meses que han sido un regalo.

No he encontrado aquel poema, pero recuerdo el título: "A la Vieja". Lo elegiste tú y yo que no entendía el significado, por restarle brusquedad, añadí: "mi querida abuela". Terminaba diciendo:

"Cargas setenta y siete años que te pesan igual que kilos,
y a la espalda, las penurias y tristezas, el amor y el regocijo,
llenan tu saco roto y remendado por el trote del camino".

Ahora te has ido, Abuela, y dejas un vacío imposible de llenar, pero sé que estás cerca, velando por todos nosotros. Acuérdate de que me prometiste estar en primera fila esperando cuando me llegue la hora. Yo he cumplido mi parte: no te dejé sola.

Te quiero, bacalao (aunque no estés remojao).

1 comentario:

  1. Qué maravillosas palabras Yai. La abuela, que tanto nos quería, estuvo contigo hasta el final. Y eso, siempre siempre lo sabrá.

    Ahora queda "seguir", aunque nunca "llegue" a "pasar". Cuánto tenía la abuela y cuánto nos dió.

    ResponderEliminar