domingo, 9 de enero de 2011

Come, reza, ama... O dieta, terapia y Prozac

No he leído el libro. Es algo que intento hacer siempre, porque después de ver la peli, nunca me animo con la lectura y eso que nunca he encontrado un film que me llene lo mismo que la historia escrita. Además, aunque no entiendo muy bien el inglés, admito que prefiero verlas en versión original subtituladas, a dobladas, aunque no siempre. Así que ésta es una crítica sin valor, una opinión entre miles. 


Empezaré diciendo que he tenido que verla de dos veces, porque me dormí. No me conocéis, pero esta es una muy mala señal: conseguí ver de un tirón "Nacido el 4 de julio", de Tom Cruise y es una de las pelis más pesadas que he visto.  

Come, reza, ama relata el viaje -literal y figurado- que emprende una mujer con el objetivo de encontrarse a si misma, la esencia de la felicidad y el perdón, no de los demás, sino propio -más importante y difícil de conseguir-. ¿Problema? Una historia imposible, un viaje imposible. Y aunque todas las producciones norteamericanas lo son, no hay forma de sentirse identificada, y no quizá por los sentimientos de la protagonista, que son universales, sino por las situaciones: ¿quién puede tomarse un año sabático para viajar, meditar y encontrarse a una misma? No es una historia original, desde luego (¿recordáis Bajo el sol de la Toscana?), pero es que además, quizá resulta superficial porque no profundiza ninguna de las relaciones que la protagonista establece.

Por lo demás, el doblaje, en casi todos los personajes extranjeros, resulta poco creíble (no tanto como en El gran Torino -lamentable-) y me reservo mi opinión sobre Bardem, porque es un actor que no me gusta (pero entiendo que es algo totalmente subjetivo). 

Vamos, que no me ha gustado, ni la recomendaría. 

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