jueves, 10 de junio de 2010

Donde iban tres ahora van cuatro. ¿Qué tal quedarían seis?

Las cortinas del salón habían quedado relegadas a un segundo plano. Tanto es así, que ni siquiera colocamos las cuatro que compramos en su momento y el efecto no nos gustaba. El cuarto paño había ido "danzando" del vestidor al dormitorio hasta que ayer volvió al lugar que le correspondía originariamente. 

Las cortinas, que pueden parecer en un primer momento algo accesorio, cambian el aspecto de cualquier estancia; puedes darles mayor o menor protagonismo, pero no se puede minimizar su importancia, como hemos hecho nosotros todos estos meses. Pero, he de admitir, que ha sido uno de los elementos que me han resultado más difíciles. 

Os pongo en antecedentes: cubriendo toda la pared (incluidos dos vanos: puerta y ventana) colocamos dos pares de cortinas Alvine Rund de Ikea.  No sabemos si con dos pares es suficiente o sería conveniente colocar un tercer par, de modo que el efecto sea de mayor fruncido. He pensado que quizá podríais darnos vuestra opinión. Acepto las buenas, las malas y las muy malas. Que nadie se obceque con los dobladillos: mi madre lleva repitiéndomelo varios meses, pero es que nos gustan las cortinas largas. Quizá el efecto sería más bonito con una cortina con peso y no con un visillo, como es el caso.







Nos encanta abrir la puerta  que el aire mueva las cortinas... Qué tontería, ¿no? 

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